Por Zoraida Álvarez Carvajal.
Introducción de la serie “Iconografía de la Pasión”.
En la Historia del Arte cristiano, el ciclo de la Pasión de Cristo tiene un lugar privilegiado y una riqueza asombrosa. A finales de la Edad Media, se convirtió en el tema principal.
La liturgia y el dogma justifican la preferencia de este tema. Por una parte, el sacrificio de Cristo en la cruz (redimiendo el pecado Original e implantando el reino de la Gracia) y la Resurrección son los dogmas esenciales del cristianismo. Por otra parte, la Semana Santa culmina el año litúrgico.
Aunque la Pasión de Cristo empieza con su Prendimiento y termina con su Crucifixión, se acostumbró a integrar los hechos que precedieron y los que siguieron a la Pasión. Así, el ciclo completo está compuesto por tres grupos de temas:
- Prólogo – La acción:
- Entrada de Cristo en Jerusalén,
- Expulsión de los mercaderes del templo,
- Santa Cena e institución de la Eucaristía.
- Drama – La Pasión:
- Prendimiento,
- Proceso de Jesús,
- Suplicio en la Cruz.
- Epílogo – La Lamentación:
- Descendimiento de la Cruz,
- Lamentación,
- Enterramiento.
La entrada en Jerusalén.
Fuentes.
Para representar esta entrada mesiánica y humilde pero triunfal al mismo tiempo, los artistas se han basado en los elementos de las siguientes fuentes:
- Mateo, 21: 1-11;
- Marcos, 11: 1-10;
- Lucas, 19: 29-40;
- Juan, 12: 12-19;
- Nicodemo.
Los Evangelios canónicos narran que Jesús, montado en asno, y sus apóstoles, fueron desde Betania hasta Jerusalén, donde los habitantes salieron a recibirles cantando Hosanna.
El Evangelio apócrifo de Nicodemo añade que los hijos de los Hebreos fueron con ramos y extendieron sus ropas sobre el camino hecho con palmas. También cuenta que el publicano Zaqueo, para alcanzar a ver mejor, se subió a una palmera. Esto de la palmera es una supervivencia del culto pagano de los árboles sagrados.
Así mismo, la fuente de los Evangelios de Mateo y de Juan, es la profecía de Zacarías, un pasaje del Antiguo Testamento:
Alégrate sobremanera, hija de Sión.
Zacarías (9: 9).
Grita exultante, hija de Jerusalén.
He aquí que viene tu Rey,
justo y victorioso,
humilde, montado en un asno,
en un pollino hijo de asna.
Iconografía.
Como preludio a la Entrada en Jerusalén, se ha representado algunas ocasiones en el arte, a los apóstoles yendo a buscar la borrica y el pollino (Mateo, 21).
Jesús y los apóstoles bajaron del monte de los Olivos, Jesús montando una borrica y el resto a pie.
En el arte oriental, Jesús se representa sentado de costado sobre su montura, mientras en el arte occidental, siguiendo modelos griegos, se representa mayormente montado a horcajadas.
Algunos artistas han representado a un solo animal, pero otros han representado a una borrica y con ella el pollino, como describe Mateo.
Casi siempre en pintura aparecen los niños ofreciendo palmas y cantando Hosanna, y a veces extendiendo ropa ante los pasos del animal.
Por el contrario, en escultura la escena se reduce y simplifica, eliminando a los discípulos y a los habitantes de Jerusalén, dejando a Cristo bendiciendo sobre el animal.
En la Catedral de Sevilla he encontrado hasta tres representaciones del episodio:
- Retablo de la capilla mayor, de los hermanos Jorge y Alejo Fernández, ca. 1520-29.
- Tímpano de la Puerta de Campanillas, de Lope Marín, 1548.
- Vidriera de la capilla de los Evangelistas, de Arnao de Flandes, 1553.
Culto.
La Entrada de Cristo en Jerusalén se celebra en el Domingo de Ramos, con una procesión popularmente conocida como la Borriquita o la Borriquilla. El precedente europeo es la Palmsonntagsprozession alemana, es decir, la procesión del Domingo de Ramos. Antes de la Reforma, se reconstruía la Entrada e Cristo en Jerusalén, con una escultura llamada Palmesel, una imagen de Cristo sobre un jumento de madera en un carro. Los fieles arrastraban la imagen por las calles, de una iglesia a otra.
s. XIV. Museo Nacional de Nuremberg. s. XV. MetMuseum. 1480. Museo de la Catedral de Estrasburgo.
Fue muy popular en en sur de Alemania y en las localidades de las comarcas fronterizas como Alsacia y Suiza, de donde se conservan la mayoría de esculturas, de los siglos XV y XVI. La Reforma Protestante los tachó de idolatría y rechazó la presencia de animales en las iglesias, por lo que muchas de estas imágenes se perdieron, pero debieron ser muy numerosas.
En Sevilla, el Señor de la Sagrada Entrada en Jerusalén es una escultura procesional, de candelero para vestir, perteneciente a la Hermandad de El Amor. Es de madera policromada y como veis, sigue la misma iconografía que los Palmesen alemanes.
Recibe su culto en la Iglesia del Salvador de Sevilla y procesiona en el paso de misterio durante el Domingo de Ramos, desde su sede hasta la Catedral, inaugurando las procesiones de la Semana Santa.
La imagen de Cristo es de autor anónimo y está fechada hacia finales del s.XVII o principios del XVIII, al igual que las imágenes de San Pedro y Santiago. La figura de Zaqueo pudo realizarse entre 1763 y 1771. Dos de los niños hebreos, dieciochescos, fueron restaurados por Juan de Astorga en 1805. Castillo Lastrucci realizó la imagen de San Juan Evangelista en 1805. Juan Abascal realizó un grupo de cuatro hebreos entre 1976 y 1978.
Os dejo este vídeo, de la Salida del Misterio del Señor de la Sagrada Entrada en Jerusalén ‘La Borriquita’ de la Hermandad del Amor – Domingo de Ramos del 2019.
Fuentes:
- Colón Perales, C., Rodríguez Barberán, F. J. (dirs.), Roda Peña, J., Herrera García, F. J., García Bernal, J. J. y VV.AA (2000). El poder de las imágenes. Iconografía de la Semana Santa de Sevilla. Diario de Sevilla.
- Réau, L. (1996). Iconografia De La Biblia : Nuevo Testamento (Iconografia Del Arte Cristiano). Ediciones del Serbal, S.A.
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¡Os espero en la próximo publicación!
Qué maravilla de explicación y cuánto trabajo. Muchas gracias. Me encanta este paso de “la Borriquita”, lo recuerdo con mucho cariño de los años que viví en Sevilla. Recuerdo el recorrido lleno de niños y niñas.