Por Zoraida Álvarez Carvajal.


Artèpolis es un proyecto personal que nace para pensar y divulgar sobre el patrimonio de Sevilla y Andalucía. Es un recorrido a través de sus historias para ponerlas en valor, enriquecer nuestra visión del pasado y así, comprender mejor nuestro presente.
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Introducción de la serie “Iconografía de la Pasión”.

En la Historia del Arte cristiano, el ciclo de la Pasión de Cristo tiene un lugar privilegiado y una riqueza asombrosa. A finales de la Edad Media, se convirtió en el tema principal.

La liturgia y el dogma justifican la preferencia de este tema. Por una parte, el sacrificio de Cristo en la cruz (redimiendo el pecado Original e implantando el reino de la Gracia) y la Resurrección son los dogmas esenciales del cristianismo. Por otra parte, la Semana Santa culmina el año litúrgico.

Aunque la Pasión de Cristo empieza con su Prendimiento y termina con su Crucifixión, se acostumbró a integrar los hechos que precedieron y los que siguieron a la Pasión. Así, el ciclo completo está compuesto por tres grupos de temas:

El interrogatorio o proceso.

En primer lugar se deben diferenciar dos procesos o interrogatorios:

Esto se debe a que, al ser Judea una provincia romana, era el gobernador romano quien juzgaba los asuntos de derecho común, en última instancia. La condena a muerte pronunciada por el sanedrín, solo podría llevarse a cabo una vez la ratificase el gobernador romano.

El proceso religioso:

  1. comparecencia ante Anás;
  2. comparecencia ante Caifás;
  3. primer escarnio de Cristo.

El proceso político:

  1. Pilato envía a Cristo ante Herodes;
  2. comparece ante Pilato;
  3. la elección entre Cristo y Barrabás;
  4. Pilato se lava las manos;
  5. la flagelación;
  6. el segundo escarnio (coronación de espinas);
  7. Ecce Homo (Cristo presentado al pueblo).

En este artículo solamente me centraré en los puntos 4, 5, 6 y 7 del proceso político.

1- El lavatorio de Pilato.

«Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: “Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis”. Y todo el pueblo respondió: “Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos”» (Mateo, 27:24). Este episodio se hizo tan popular, que ha pasado a usarse la expresión “yo me lavo las manos” cuando queremos desentendernos de una cuestión con la que no estamos de acuerdo, o cuando no queremos implicarnos en un asunto.

Según Deuteronio (21: 6-8), el lavatorio de manos sería un rito hebreo, ya que después de un asesinato, los judíos incriminados se lavaban las manos para confirmar su inocencia.

Sarcófago de Giunio Basso. Foto: Commons.
Rembrandt. Foto: Commons.

2- La flagelación o Cristo atado a la columna.

Los cuatro Evangelistas relatan la escena de la flagelación muy escuetamente. Solo mencionan que Jesús había sido azotado o castigado, nada más.

Toda la rica imaginería que el arte nos ha dejado, la columna como el resto de elementos, nace de la imaginación de los mecenas y los artistas. El filósofo alejandrino Filón y el historiador Josefo, atestiguan que la flagelación era el preliminar de la crucifixión en época romana. Según San Lucas, la intención de Pilato era «corregir y soltar» a Cristo.

Jesús sería azotado de pie, según la ley romana. La larga túnica con la que se representa en el arte, va menguando, y a partir del siglo XII es sustituida por un paño de pureza.

El número de azotes también varía. El Speculum Humanae Salvatori cuenta que los judíos habían sobornado a los soldados romanos para asestar a Cristo más de cuarenta azotes, que era el número recomendado por la ley mosaica.

A finales de la Edad Media la escena se torna aún más sanguinaria, por influencia de las Revelaciones de Santa Brígida de Suecia, que calculó el número de azotes en cinco mil cuatrocientos setenta y cinco.

Aunque la columna no se cite en los Evangelios, en el arte casi siempre aparece. Veamos los dos tipos de columna:

La brutalidad de la flagelación y la cantidad de sangre fueron en aumento y algunos artistas no ahorraron emociones a los espectadores.

Pedro Millán. Foto: Commons.
Gregorio Fernández. Foto: Blog Arte en Valladolid.
Alejandro Carnicero. Foto: Commons.

Cristo al pie de la columna, tras la flagelación.

Es un tema tardío, representado sobre todo por los pintores españoles en el siglo XVII. Esta escena muestra a Jesús abatido por el suplicio al pie de la columna, arrastrándose para recoger sus ropas por el suelo. En lienzos como los de Velázquez o Murillo, el niño con las manos unidas protegido por su Ángel de la Guardia, simboliza el alma cristiana e interpreta una visión de Santa Brígida.

Murillo. Foto: Commons.
Andrés de Carvajal. Foto: Blog Arte en Valladolid.

3- La coronación de espinas.

«¿Eres tú el rey de los judíos?», se preguntó a Jesús, después de la flagelación. Tras afirmar, recibió un segundo escarnio, esta vez por los soldados romanos de la guardia. Éstos le pusieron sobre los hombros una clámide púrpura (el color de los reyes y emperadores), lo sentaron en un trono ridículo, le coloraron en la cabeza una corona de espinas, le dieron una caña a modo de cetro, y se arrodillaron ante él, exclamando: «¡Salve, rey de los judíos!».

El tema de la coronación de espinas solo se hizo popular a partir del siglo XIV, por dos razones:

Aunque se popularizase a partir del siglo XIV, la coronación de espinas se representaba ya en el arte paleocristiano.

Sarcófago de Letrán. Foto: Blog Algargos.
Luis de Morales. Foto: Commons.
Hermandad del Valle.

4- Ecce Homo o Jesús presentado al pueblo.

Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él.

Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre!

Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él.

Juan, 19: 4-6

Claudia Prócula, la esposa de Pilato, aparece representada en ocasiones, por un mensaje que le envía a su esposo: «No te mezcles en el asunto de este justo, porque hoy, por su causa, tuve un sueño que me hizo sufrir mucho» (Mateo, 27: 19).

Quinten Massys. Foto: Museo del Prado.
Ciseri. Foto: Commons.

Sentencia.

Me gustaría terminar este artículo con uno de los pasos de misterio más populares de la Semana Santa: Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, de la Hermandad de la Macarena. Aunque el planteamiento de este conjunto resulta contradictorio desde el punto de vista iconográfico, me gusta mucho precisamente porque condensa varias escenas. Representa el Lavatorio de Pilato, el Ecce Homo, el aviso de Claudia Prócula y la Sentencia, todo en uno.

Sentencia. Viernes Santo, Sevilla, 2019. Foto: Maldonati.

Delante del paso aparece la imagen de Jesús, acompañado por un judío que lee su sentencia y un soldado empuñando una lanza y un escudo.

En el centro hay un soldado con la espada desenvainada y un sanedrita que escucha atentamente.

En la parte trasera del paso están las imágenes de Pilato sentado en su trono, Prócula arrodillada suplicando, un centurión romano inclinado sobre Pilato y un esclavo negro ofreciéndole una jofaina para el lavatorio.

Os dejo este vídeo, del Misterio de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia de la Hermandad de la Macarena en Feria con Correduría, durante la Madrugá del 2019.

Fuentes:

¡Os espero en la próximo publicación!

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Una respuesta

  1. La Semana Santa cobra, para mi, más sentido con esta serie de artículos de tu blog. Este en particular me ha gustado mucho.

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