Por Zoraida Álvarez Carvajal.
Artèpolis es un proyecto personal que nace para pensar y divulgar sobre el patrimonio de Sevilla y Andalucía. Es un recorrido a través de sus historias para ponerlas en valor, enriquecer nuestra visión del pasado y así, comprender mejor nuestro presente.
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El pintor Alfonso Grosso Sánchez nació en Sevilla el 1 de septiembre de 1893. En 1907 se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos y Bellas Artes de Sevilla, cuando estaba instalada en las dependencias del Museo Provincial de Sevilla, antiguo Convento de la Merced Calzada y donde hoy está el Museo de Bellas Artes. Así que pudo contemplar y estudiar las obras de los maestros sevillanos. También recibió clases de pintura en el estudio de José García Ramos.
En 1942 fue nombrado director del Museo Provincial de Bellas Artes de Sevilla y bajo su dirección se llevaron a cabo importantes empresas en dicha institución.
El 6 de noviembre de 1945 se inauguraron las obras de renovación en la pinacoteca, con los arquitectos sevillanos Delgado Roig y Balbontín de Orta, en las que se renovaron las galerías y las salas, se arreglaron los patios y se situó en la entrada principal la portada que había estado hasta entonces en la iglesia, en la calle Bailén. Tras la restauración, el espacio del museo se amplió con doce nuevas salas, que se iban completando gracias a donaciones de obras.
Así, gracias a las donaciones de Caridad Lomelino y Andrés Siravegne, se instaló una Sala Romántica con cuadros de Antonio María Esquivel y de José Gutiérrez de la Vega, decorada con muebles, alfombras, espejos y otros objetos decorativos de la época.

También se instaló otra sala dedicada a José García Ramos, con ocho cuadros donados por Grosso.


En la Sala Aguiar se exponían objetos donados por los herederos de Andrés Parladé y Heredia.
En 1958 inauguró la Sala de retratos, con cuadros de Federico y Raimundo de Madrazo, Cecilio Plá, Casto Plasencia, Santiago Martínez, Rodríguez Jaldón, Miguel Ángel del Pino y de Grosso.
En 1959, organizó la exposición de Velázquez, con motivo de su centenario.
Se llevó a cabo la restauración de uno de los cuadros más conocidos y copiados en Sevilla: La Virgen de la Servilleta, de Murillo, por Manuel López Gil.

Según su biógrafo, Luis Miguel Villar Angulo, sus preferencias pictóricas se circunscribían a tres cuadros, que el propio pintor recomendaba: Santo Tomás de Villanueva, de Murillo, el Beato Suzón, de Zurbarán y el Camino del Calvario, de Valdés Leal.



En el ABC el 28 de junio de 1972, Grosso declaraba lo siguiente: “He sido director del Museo durante 26 años, los primeros de euforia, porque pudimos transformar totalmente el edificio y su instalación… Esos primeros años, el Patronato, compuesto por el marqués de San José, Don José Sebastián y Bandarán, Joaquín Romero Murube y yo, trabajamos con euforia y acierto hasta conseguir un Museo que no debía olvidar su arquitectura conventual del siglo XVII y ser, también Museo de Sevilla… Sinceramente creo que lo conseguimos. Y gracias a esto pudimos presumir de haber contribuido con ello a que Sevilla mantuviera su peculiaridad y su carácter”.
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Si queréis disfrutar de la visita al Museo de Bellas Artes de Sevilla, podéis contar conmigo, como historiadora del arte y guía de la Junta de Andalucía.
¡Os espero en el siguiente post!
Bibliografía:
“Alfonso Grosso en el Museo de Bellas Artes de Sevilla”, por Enrique Pareja López. 26-10-93