Por Zoraida Álvarez Carvajal, historiadora del arte.

Una parte importante de la historia de la ciudad de Sevilla se aguarda en uno de sus más bellos palacios: la Casa de Pilatos, residencia sevillana del Ducado de Medinaceli. Además de sus historias y de las soluciones artísticas tan importantes que se han sucedido entre sus muros a lo largo de los siglos, muchas de ellas pioneras en la ciudad, la Casa de Pilatos está llena de leyendas que forman parte de su encanto e incluso de su propia identidad.

Os quiero contar una bonita leyenda que narra la aventura de los restos de uno de los emperadores romanos más importantes: Trajano.

La Columna de Trajano o Columna Traiana.

Antes de llegar a las cenizas, es significativo para este relato, saber que Marco Ulpio Trajano, el Optimus Princeps, nació en la ciudad de Itálica, en el Conventus Hispalensis.

Aquella importante ciudad de provincia que antaño habían fundado las tropas de Publio Cornelio Escipión tras la batalla de Ilipa (206 a.C.), fue la cuna de quien llegó a ser el emperador que más amplió las fronteras del Imperio Romano.

Es posible que la finalidad de la Columna de Trajano en Roma fuese la de mausoleo para el emperador hispano y su esposa Plotina; si atendemos a las palabras de Xifilino que completa las lagunas de Casio Dión (68, 16, 3):

“Levantó en su foro una enorme columna para que le sirviese al mismo tiempo de tumba de sí mismo y para recuerdo de su obra en el foro”.

La Columna Trajana, obra del arquitecto Apolodoro de Damasco, fue inaugurada por el emperador el 12 de mayo del año 113. El fuste se apoya sobre un pedestal, en cuyo interior existen tres pequeñas salas y un pasillo del que arranca la escalera que recorre el interior de la columna. Una de esas cámaras era el sacrarium que albergó las cenizas de Trajano en una urna de oro, cuando este falleció en agosto del año 117 en Selinunte. Salonina Matidia -su sobrina- y Plotina se encargaron de llevar sus cenizas a Roma.

Se desconoce el paradero actual de la urna cineraria, pues se pierde su pista en un momento indeterminado de la Tardoantigüedad. @Livia_en_Roma me notifica por el pinganillo que posiblemente la cámara funeraria fue saqueada por los vándalos de Alarico.

Trajano regresa a su patria, la Nueva Roma.

El cronista sevillano Diego Ortiz de Zúñiga (1636-1680), asegura que la Casa de Pilatos de Sevilla es el último lugar de reposo de las cenizas de Trajano. Esta es la poética historia que sirvió de fuente a Zúñiga:

«Sus cenizas (de Trajano) fueron traídas de Seleunta a Roma y con grande aplauso del pueblo se colocaron dentro de una urna de alabastro en que vinieron las cenizas de Trajano (sic) la qual cubrieron con otra de oro y se pusieron en la coluna de San Pedro, después el Pontífice las quitó de la coluna y colocó en lo alto de la coluna la imagen de San Pedro.

Esta urna de alabastro con las cenizas del Emperador Trajano recogió un ciudadano de Roma el qual se la presentó a D. Pedro Afán de Ribera, el doctísimo Duque de Alcalá el año de 1630 (sic) siendo embajador en Roma, el qual envió a Sevilla con otras antigüedades que embió con ella a D. Juan de Arroyo, Alcayde de sus palacios, el qual la recibió y puso en la librería que en aquel palacio se conserva. Sucedió que en el año delante de 636 (sic) con la muerte del Duque de Alcalá, haziendose almoneda de los bienes sueltos que en el havía, una criada de Don Juan de Arroyo hurtó la dicha urna y derramó las cenizas por un balcón que cae en el jardín principal de la Casa. Echando de menos Don Juan de Arroyo la dicha urna hizo diligencia hasta que la halló en poder de su criada y, recobrando la urna, las cenizas se havían consumido en el jardín con las aguas. Al presente está en la librería la dicha urna que es del alto de media baraistriada por de fuera».

“Colección de varios papeles pertenecientes a Seva (en su mayor parte manuscritos ) que parecen haver sido de D. Diego Ortiz de Zúñiga y para en la librería del Marqués de Loreto”. Archivo de la Catedral de Sevilla, Sección VIII, Varios vol. 60.

Mito y realidad se fusionan continuamente en la Casa de Pilatos y no debemos permitir que las leyendas suplanten los hechos probados. No obstante este tipo de historias conforman la identidad del palacio y tienen un profundo trasfondo simbólico.

Así, Trajano, un emperador de origen hispano, que alcanzó la gloria y es recordado como modelo de buen gobernante, regresó a su patria, concretamente a la Nueva Roma: Sevilla. Además de las connotaciones políticas que podía significar para el orgullo de la ciudad, sus restos habrían sido traídos por Fernando Afán Enríquez de Ribera, un político que querría inspirarse en el ejemplo de su paisano.

Fernando Afán Enríquez de Ribera y Téllez-Girón (1583-1637).

Fue III duque de Alcalá de los Gazules, VIII conde de los Molares y V marqués de Tarifa. Fue adelantado mayor de de Andalucía y notario mayor de Andalucía. Fue embajador ante la Santa Sede y vicario general en Italia en tiempos de Urbano VIII. Fue virrey de Cataluña, Nápoles y Sicilia, así como gobernador del Milanesado.

Siguiendo la tradición familiar, se dedicó al mecenazgo literario y artístico, incrementando notablemente la biblioteca y las colecciones familiares de obras de arte, tanto antiguas como contemporáneas.

Como patrono del ambiente intelectual y artístico sevillano, en el Camarín Grande de la Casa de Pilatos se organizaban las sesiones de una de las tertulias más importantes de la ciudad, con pintores, poetas y anticuarios.

Gracias a sus intereses anticuarios y epigráficos, no solo llegaron a Sevilla importantes cuadros como Magdalena, de Artemisia Gentileschi o La mujer barbuda, de Ribera, sino también una interesante colección lapidaria.

«y el Excelentissimo Duque don Fernando Enriquez Afan de Ribera, que oy possee esta casa, ha juntado una gran Librería, y en ella tantos volumenes de todas ciencias, y letras humanas manuscritos, y medallas antiguas, que compite con las mas insignes del mundo».

Rodrigo Caro 1634: 63v.

Aunque esta historia de las cenizas de Trajano en la Casa de Pilatos no sea más que una hermosa fábula, yo la seguiré contando durante mis visitas guiadas. A algunos soñadores nos gusta imaginar que Trajano descansa junto a su ciudad natal, rodeado de esculturas romanas, y que tiene algo que ver en la belleza de las rosas que florecen en el jardín.

Jardín arqueológico o jardín grande, en la Casa de Pilatos de Sevilla. Foto: @dmartinlens.

Fuentes y recursos:

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