Iconografía de La Natividad y la Adoración de los Reyes Magos.
Por Zoraida Álvarez Carvajal.
Tras la primera entrada de este ciclo sobre las iconografías de la Natividad y la Adoración de los Reyes, continuamos con la segunda parte: el episodio que relata el viaje desde Nazaret hasta Belén.
Cuando entramos en la segunda quincena de diciembre, muchos hogares comienzan el ritual de montar los portales de Belén. En mi casa, a pesar de no ser cristianos, lo montamos cada año como una costumbre familiar y nos encanta. De pequeña disfrutaba muchísimo cuando mis tíos me llevaban de paseo a ver los Belenes por las casas y las iglesias de Carmona. Conozcamos las fuentes que a lo largo de los siglos han perfilado esas imágenes que conviven arraigadas en nuestra cultura.
La fuente, ¿de dónde toman los artistas la información?
Lo que me interesa es conocer las fuentes para poder analizar la iconografía de las obras. Según el Evangelio de San Lucas, “José subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a la Judea, la ciudad de David, que se llama Belén, para empadronarse acompañado de María, que estaba encinta”. Esta es toda la referencia a dicho viaje que aparece en los Evangelios Canónicos.

La fuente de la que toman los artistas su información o inspiración para representar este relato religioso, es el Protoevangelio de Santiago, conocido como Libro de Santiago o Protoevangelium. Este Evangelio Apócrifo está centrado en la infancia de la Virgen María y en el nacimiento de Jesús. Sus leyendas tuvieron gran difusión en las iglesias orientales durante los primeros siglos del cristianismo, y su auge no llega a Occidente hasta 1552, cuando Guillermo Postel traduce el texto al latín.
El viaje a Belén en el arte.
En este relato, María y José van desde la ciudad de Nazaret hasta Belén. Ya María está en su noveno mes de embarazo y hace el viaje montada en asna. En el arte se ha solido representar además la puerta de, al menos, una de las dos ciudades, que sirve de marco y nos ayuda a contextualizar la escena.
Las únicas variaciones que encontramos, es la incorporación de un hijo de José acompañándoles y un ángel conduciendo a la asna por la brida, como tenemos en este bello fresco de Castelseprio. Aunque estos dos personajes se han perdido del fresco, todavía se aprecia un ala del ángel y una pierna musculosa. En otras representaciones, otro ángel lleva al buey, que es el único bien que posee la familia.
“Y, aparejando su asna, hizo acomodarse a María sobre ella, y mientras un hijo suyo iba delante llevando la bestia del ronzal, José les acompañaba”.
Protoevangelio de Santiago (XVII, 2)
No es habitual encontrar el viaje a Belén en el arte occidental antes del siglo XVI pues, como hemos visto más arriba, no pasó a Occidente hasta su traducción. Por lo tanto, este fresco del norte de Italia del siglo X es bastante especial.
A pesar de ser una entrada breve, deseaba añadirla por la gran cantidad de obras de arte que se han producido con este relato. Además, se llegó a volver tan popular, que solemos incluirlas hasta hoy en los Belenes de nuestros hogares. En la entrada anterior os dejé las razones por las cuales la Iglesia sitúa el nacimiento de Jesús en Belén, y en la siguiente entrada veremos una escena representada en arte en raras ocasiones: el empadronamiento en Belén.
Bibliografía.
- Réau, L. (1996). Iconografía del arte cristiano. Iconografía de la Biblia. Nuevo testamento (1996, Tomo 1/Vol. 2). Ediciones del Serbal, Barcelona.
Ole tú, vaya di está bien escritos y documentados.
Eres una artista…
Muchísimas gracias por tu comentario, Montse 🙂
Espero que te gusten también los otros artículos de esa serie.
Un abrazo.